Durkheim reconoce dos: la solidaridad mecánica y la solidaridad orgánica
Recordamos que en el primer tipo, vinculado a las formas más primitivas, la conexión entre los individuos -esto es, el orden que configura la estructura social- se obtiene sobre la base de su escasa diferenciación. Es una solidaridad construida a partir de semejanzas y, por lo tanto, de la existencia de pocas posibilidades de conflicto.
La solidaridad orgánica es más compleja. Supone la diferenciación entre los individuos y como consecuencia la recurrencia de conflictos entre ellos, que sólo pueden ser zanjados si hay alguna autoridad exterior que fije los límites. Es la solidaridad propia del industrialismo. Esa autoridad, esa fuerza externa -moral, social, normativa- es la conciencia colectiva, que no está constituida por la suma de las conciencias individuales, sino que es algo exterior a cada individuo y resume el conjunto de creencias y sentimientos comunes al término medio de una sociedad. Es esta conciencia colectiva la que modela al individuo, la que permite finalmente que la sociedad no se transforme en una guerra de todos contra todos.
Estas ideas se perfilan mejor en otro trabajo, el ya citado El suicidio, texto que, además de afinar la teoría sustantiva que Durkheim tiene sobre la sociedad, se ha transformado en un clásico de la investigación empírica, en un modelo todavía utilizado como ejemplo del tratamiento específico de relaciones entre variables para probar conexiones causales.
¿Por qué tratar de explicar el suicidio en términos de la sociología?
¿No se trata, acaso, de problemas individuales, cuyo campo de conocimiento sería la psicología?
En efecto, la psicología puede estudiar el suicidio, pero si en lugar de ver en ellos acontecimientos aislados, consideramos a los suicidios en conjunto, durante una unidad de tiempo y en una sociedad dada, esto ya constituye un hecho nuevo, superior a la suma de los actos individuales: es un hecho social. Y el estudio de los hechos sociales es el terreno de la sociología.
Durkheim tipifica tres tipos de suicidio: el altruista, el egoísta, el anómico
El egoísta sería aquel tipo de suicidio motivado por un aislamiento demasiado grande del individuo con respecto a la sociedad.
Es el suicidio de los marginados, de los solitarios, de los que no tienen lazos fuertes de solidaridad social.
El suicidio altruista correspondería al otro extremo; si el hombre se mata cuando está desligado de la sociedad, también lo hace cuando está demasiado fuertemente ligado a ella.
El medio social en el que el suicidio altruista exista en estado crónico es el orden militar. Sin un alto nivel de integración de sus miembros, no existe ejército. De tal modo, cualquier obstáculo que corroa esa fuerte solidaridad puede transformarse para el individuo en un impulso suicida. El punto de partida empírico de Durkheim para la explicación del suicidio altruista es que en su tiempo las estadísticas europeas marcaban que la tasa de muertes voluntarias entre los militares era muy superior a la de la población civil.
Pero en realidad el tipo más significativo de suicidio es el suicidio anómico.
Anomia significa ausencia de normas. El suicida por anomia es aquel que no ha sabido aceptar los límites que la sociedad impone; aquel que aspira a más de lo que puede y cae, por lo tanto, en la desesperación.
EN SINTESIS
En los tres casos es la relación entre el individuo y las normas lo que lo lleva al suicidio; se trata de fenómenos individuales que responden a causas sociales; a "corrientes suicidógenas" de distinto tipo que están presentes en la sociedad. Por ello, ese caso extremo, exasperado, de aparente individualismo que es el suicidio, puede ser tema de la sociología.
Dos años antes de la aparición de El suicidio Durkheim publica un libro en el que define a la sociología y a su objeto. Se trata de Las reglas del método sociológico, aparecido en 1895. El objeto de la sociología es el estudio de los hechos sociales; el método para estudiarlos es considerarlos como cosas. Sólo a partir de esto la sociología puede legítimamente ser considerada -según Durkheim- como una ciencia similar al resto de las ramas del conocimiento empírico. Un hecho social consiste en toda forma de obrar, de pensar y de sentir que ejerce sobre el individuo una presión exterior.
Es decir, los hechos sociales son anteriores y externos al individuo; lo obligan a actuar, lo coaccionan en determinada dirección. Se expresan en normas, en leyes, en instituciones que aseguran la tendencia a la buena integración del individuo con la sociedad. Sistema normativo, sistema de valores, sociedad, conciencia colectiva, hechos sociales, son términos distintos que aluden a un mismo concepto y acotan una misma problemática: la de la objetividad y exterioridad del mundo social, por encima de los individuos concretos.
Un mundo social que, al ser aceptado como dato, se transforma en un orden natural, sostenido sobre la normatividad establecida.
La insuficiente integración del individuo con la sociedad es el síntoma patológico de las sociedades modernas, que no han logrado recuperar, en las nuevas condiciones del sistema industrial, los valores de equilibrio de la sociedad preindustrial.
¿Cómo lograr esa integración?
En el prefacio a la segunda edición de La división del trabajo social, Durkheim plantea su solución. Ya no es la familia, ni el grupo religioso, ni el Estado quienes pueden asegurar esa solidaridad.
La principal unidad integrativa es la profesión y la institución que agrupa a los hombres por profesiones: el gremio, a la manera medieval. Allí en ese texto, el liberal Durkheim se acerca, en tanto conservador social, al modelo corporativo de organización de la comunidad como salida para la inestabilidad del mundo moderno.
ANEXO: